El "funnel" (embudo en español) es un modelo que representa el proceso de conversión de un prospecto o cliente potencial en un cliente final, utilizado comúnmente en marketing y ventas. Se visualiza como un embudo porque en la parte superior hay una gran cantidad de personas o leads (potenciales clientes), pero a medida que avanzan a través de las distintas etapas del proceso (conocimiento, interés, deseo y acción), la cantidad de prospectos disminuye, ya que solo algunos terminan comprando o tomando la acción deseada.
En resumen, el funnel representa cómo se filtra y se reduce un grupo grande de interesados a un grupo pequeño de clientes reales, a medida que avanzan por diferentes etapas del proceso de ventas.
Este tipo de situaciones son bastante frecuentes en la práctica. Muchos consumidores, por diversas razones, pueden llegar a solicitar un pedido, ya sea por curiosidad, para comparar precios o para obtener más información, pero finalmente deciden no proceder con la compra. Las razones pueden ser variadas: desde problemas en el proceso de pago, cambios en la decisión de compra, competencia de precios, falta de urgencia o incluso una mala experiencia con el servicio.
La conversión, en este contexto, es un término que hace referencia a la acción de transformar ese interés inicial en una compra efectiva. En otras palabras, la conversión ocurre cuando el posible cliente decide completar su pedido y realizar el pago correspondiente. Por eso, las empresas deben trabajar continuamente en estrategias para convertir esos "pedidos no pagados" en ventas reales, utilizando tácticas como seguimiento personalizado, ofertas atractivas o mejoras en la experiencia de compra.
En resumen, la conversión se refiere a la fase en la que un cliente potencial realiza una solicitud de pedido, pero aún no completa la transacción, lo que representa un desafío común en las ventas y marketing.